13 julio 2006

Ars longa, vita brevis

Sé que hay árboles con flores pero no recuerdo cómo es que resplandecen sus colores. Los jardines más maravillosos sonríen en perfumes y yo apenas puedo percibir su tristeza. Siempre me ha gustado el olor de la madera, pero es hoy que ya ni distinguirlas unas de otras puedo. Las llamas del fuego son peligrosas y delicadas, apenas bañan mis ojos de lágrimas que las mismas se sujetan para no caer. Y es todo igual, todo se frena, todo se detiene, se ataja, y es así como detona por dentro y le da una sucia revancha a lo poco que queda por fuera. Y el “había una vez” que tanto aman los niños es el amigo más fiel de la mentira y la ficción. Continúan bombardeando el mundo, y me encuentro entremedio de esta guerra que pareciera no acabar nunca. Porque esta enfermedad no padece un nombre, solo aparece en el paciente y la cura es pura cuestión de suerte. Los gritos más fuertes llegan algún día al cielo, ellos son dueños de su propio eco el cual no hace más que proyectarse en el camino de lo infinito. Lo único que queda vigente es esto, el arte. Y es que amo las palabras cuando se combinan en la esencia natural del ser, amo las formas complejas pero más aún las más simples cuando se enredan, amo cómo cantan los búhos sin esconder aquellos ojos que se lanzan al ataque, amo escuchar con los oídos tapados, es que amo ser la propia escultura de mi anónimo camino, amo el ser y el no ser que tanto quisiera semejarse al de Shakespeare, por que amo ser el lazo de mi desconsolada comedia y mi austera tragedia, amo las rutas hechas de acuarela y de barro, amo el género de los tambores, los bombos y los timbales, amo cuando el azúcar y la sal no hablan de comida, amo que el mundo goce de infinitos entendimientos, ninguno por igual. Amo que las nubes intimiden al cielo cuando este mismo se avergüenza de su grandeza, amo el aire que me sujeta en pie y me ataja mientras duermo, amo el frío que generan las teclas del piano en una ardua lluvia de noviembre, amo gozar de la llave de este mismo tesoro que para algunos jamás se afianzó a la verdad. Porque sigo amando la fachada que esconde y vigila lo que aún queda por descubrir, crear y plasmar. Amo que el amar no tenga sinónimos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que los artistas se refugian en el arte, para canalizar la angustia de la vida.
Así es que el pintor, realiza el cuadro de la vida, en donde no se incluye porque no se siente perteneciente.
Así es que el poeta, cuando no tiene musa, le escribe a la tristeza con rostro de mujer.
Así es que los artesanos de la sabiduría, sean krishna, sean buda, etc.. Enseñan a extraerse, cerrar los ojos y pensar en un mundo sin todo eso que nos hace mal.
Por todo eso y muchas otras cosas más, hay que amar la libertad. Y que más que pensar en el arte, que es el gesto de libertad.

Seguimos tu arte, encontramos nuestra libertad.....

Anónimo dijo...

Nena te advertí que no te juntaras con las hierbas, larita. Muy bueno!

lara dijo...

Noto que venís siguiendo mis textos, Aguijón sniper. Por ahí tan mala no soy.
Te dejo esta frase, averiguá el autor:
El género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento.

PD: te recomiendo que pongas las tildes si intentás ser un crítico de la literatura, para la próxima.
Y como dijo Sábato, un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas.
Para que también lo tengas en cuenta.

Saludos, espero otras.

Anónimo dijo...

sos petera...eso es lo que todos lo sabemos, solo me gusto el titulo de tu texto..no se porqué sera..pero se me hizo familiar..

chiste porong, muy bueno..medio fumados y complicados los ultimos, pero buenos al fin...besos

lara dijo...

chicos, juro que no fumé nada.

Anónimo dijo...

pendejaaaa dejate de joderr!!! esrcibis muy bienn nena!! yo soy un desastree jejeje.. la verdad muy buenooo!! te felicitoo.. besosssss

Anónimo dijo...

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