14 junio 2006

Doña Concepción

Es simpática la gordita. La mina siempre suele vestirse de manera "engamada", es gracioso, siempre está o toda de violeta, o toda de verde, o toda de celeste, y jamás falta su pañuelito o chalina también haciendo juego, obviamente. Me produce ternura la señora (debe tener unos sesenta años imagino). Aunque esta sensación agradable de la que les hablo se va perdiendo a medida que van pasando las horas. Es más, creo que llega un punto en el que diagramo en mi mente unos tapones imaginarios y me los coloco en los oídos para no escucharla. Con ésto no quiero dar a entender que esta señora hable puras boludeces, solo que es de ese tipo de gente que no para de emitir palabras y solo podemos rescatar algunos conceptos importantes. Si hay algo que me pone los nervios de punta es cuando uno se encuentra concentrado en su trabajo tan detallado y específico (hablo de tableros, escuadras, lápices, reglas) y la señorita se te acerca por detrás y te dice: "¿podrías retocar un poquito esa figura no te parece?", "¡No, no me parece retocarla la puta madre carajo!" me dan ganas de contestarle, pero poniendo cara de simpática y mirándola con ojos de admiración le digo: "bueno, ahora la borro y la hago devuelta, no hay problema". Igual a la gordita le caigo bien, me mata cuando dice: "Otazú pegue sus láminas que están excellentes". No sé si habrá utilizado aquella palabra alguna vez, pero sí a destacado muchos de mis trabajos, quiero que lo sepan. Una cosa importante que quisiera añadir es la siguiente: Doña Concepción (esta mujer de la que vengo hablando) me ha enseñado muchos conocimientos a lo largo de este arduo trayecto, por eso mismo, por si ella llegara a aparecer por este espacio, le doy las gracias en público.
¿Y todo sea por aprobar no?