14 junio 2006

Sensaciones colosales

Si bien el sol estaba terminando de guardarse, la arena aún estaba caliente. Apenas podía diferenciar los diversos colores de las rocas, pero créanme que no se podían apreciar de igual modo que durante la mañana. Acostada sobre aquel piso de pequeños granos áureos, a lo sumo lograba verme los piecitos. Pues como aquella pieza del cuerpo no es de considerable agrado para mi ser, me detuve a vislumbrar más allá de ellos. En ese instante logré percibir una de las maravillas más nobles de las que se hallan en este mundo, y qué grandeza que mis cinco sentidos hayan formado parte de aquel suceso. La abundancia extraordinaria de mar me provocaba sensaciones colosales, jamás incitadas anteriormente. Si la naturaleza era la patrona de todo ese ostento, un aplauso se merece por ser tan sabia. Lástima el no haber poseído lápices de colores para plasmar aquel horizonte que me dejó enamorada de la realidad.

Crear obra y crearse como artista.