02 julio 2006

Las marionetas

En el lugar solo se veían marionetas de mentira, aunque no vale la pena aclararlo ya que todas las marionetas son pura ficción, ninguna es real. Jamás pude descubrir quiénes eran las personas que las manipulaban, bien escondidas se encontraban. Presumo que era de este modo debido a que las únicas supuestas protagonistas debían ser las mismas marionetas. El show terminó y ellas se despidieron, hablo de las marionetas, y así fue cómo su mundo parecía detenerse para volver a arrancar quién sabe cuándo. Permanecí en la sala hasta que no pude ver a nadie más a mi alrededor, fue en ese instante cuando me encontré solo, solo yo y las marionetas. Ninguna de ellas se dignaba a hablarme, permanecían acostadas en el piso bajo un profundo sueño, y yo tampoco les conversaba, y eso que yo no dormía ni soñaba. Podría decir que en ese momento me dediqué a interrogar a mi mente, aunque vale mencionar que no dejaba de mirarlas, había que aprovechar que permanecía sola, ellas, yo y nadie más. Cuando empecé a aburrirme fue cuando comencé a imaginar. Imaginar que mientras las marionetas dormían y yo imaginaba que había alguien en el mundo que reía con el alma y se sonrojaba bajo el silencio, o tal vez alguien que permanecía encerrado en una caja y no alcanzaba a destaparla hasta que no creciera lo suficiente, o por qué no alguien que jamás había podido oler el perfume de las rosas o simplemente no había escuchado los acordes más lindos que las guitarras habían generado. Alguien que conocía de animales como los filósofos nunca de filosofía, o tal vez alguien que hacía garabatos con los pinceles y terminaba frente a una obra de arte, o meramente alguien que cantaba con los ojos cerrados pero con los pies desatados siguiendo el compás de la música. Comprender que las cosas son cosas porque hubo alguien alguna vez que así lo quiso, o entender que el arte no tiene un porque más que resultados incomprensibles dominados por el sentimiento humano, y saber que aquello puramente superficial se genera desde el rincón de más adentro. Imaginar que no existen las viejas mariposas, porque las mariposas nacen y mueren, viven y mueren, bailan y mueren, ellas no hablan pero al rato mueren. Imaginar y preguntarse quién habrá recibido el regalo más lindo, aquel que no cabe en las jugueterías ni tampoco tiene nombre, es por eso que no puedo mencionarlo. Imaginar que hay alguien en el mundo que conoce cada uno de los nombres de los no sé cuántos países, cada uno de los ríos que fluyen en diferentes idiomas, cada montaña que escala el escalador y se impone por sobre los amenazadores volcanes, o simplemente cada año en que los próceres murieron. Pero ahora continúo imaginando en que hubo o hay alguien que maneja a las marionetas, las maneja sin que ellas tal vez quieran, las hacen hablar bajo sonrisas falsas a las cuales la gente todavía no entiende que no debe aplaudirles, las hacen bailar para luego llenar sus bolsillos no precisamente de caramelos como lo desearían los niños, y lo peor, luego las dejan tiradas y no se dan cuenta que gracias a ellos hubo alguien que un día imaginó.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

uyy lari, me dejas pensando nena, no se como se te ocurren estas cosas pero estan re buenas...

"alguien que cantaba con los ojos cerrados pero con los pies desatados siguiendo el compás de la música."

me encanto esa frase, te lo juro, y todo el texto esta lleno de estas cosas q t hacen imaginar justamente...

Anónimo dijo...

lari...genia... esta muy bueno el texto, posta... como dijo vicky...COMO SE TE OCURRIO ESTE TEXTO, a que fu aupntado? comentanos, en que pensabas?

segui asi...me converti un un fiel admirador tuyo

Anónimo dijo...

orgullo me da leer tanta calidad

lara dijo...

guille sos el fundador de mi fan club podés creerlo?
jiji