06 agosto 2006

¿A qué viene todo esto?

Hay muchas razones que la razón no ha estudiado aún. Jamás podría detenerme a contarlas o enumerarlas, sería ilógico, prefiero quedarme dormida apoyándome en la teoría que sostiene el hecho de contar ovejita tras ovejita para terminar en un profundo sueño. Aunque varias veces lo he intentado y no resultó. Imaginé las malditas ovejitas (algunas más gordas, otras más morrudas) y nada, ellas saltaban de un lado al otro pero nunca acababan. Qué loco, pero pensar que uno muchas veces se queda esperando por aquella última ovejita y la muy hija de puta no se digna a aparecer. A esta altura me he cansado un poco de ellas, tal vez estén fuera de moda. Quizás mañana el furor sea vender ovejas hechas de paja en aquellas plazas pobladas de artesanos, o tal vez la elite elija ir al Malba y apreciar esculturas de las mismas y que sus lanas estén simuladas con algodón (por decir algo), quién sabe. Porque saber qué es lo que puede llegar a suceder mañana sí que es un pensamiento absurdo, porque las bolas de cristal mienten al igual que las gitanas, son tan falsas como creer que quedarse dormido contando ovejitas es factible. A la hora de dormirme prefería que mi mamá me leyera o quizá me inventara algún cuentito. Igualmente jamás pude enterarme el final del último cuento que me leía o inventaba, porque imagínense que si aún permanecía despierta en esa instancia, debía comenzar con uno nuevo porque la gracia de todo esto era que yo me quedara dormida mientras ella relataba. En fin, tal vez el hecho de no enterarme cómo sería el final del último cuento tenía un por qué. Puede que me equivoque, pero yo creo que era una buena forma de evitar tener pesadillas en la noche, porque las pesadillas traen disgustos y los niños no deben saber de la existencia de ellos. ¿Pero cómo se evitaban las traviesas pesadillas? Fácil y simple, la mente no se detiene a imaginar monstruos ni brujas, sino que ocupa su tiempo tratando de conjeturar aquel final que había quedado perdido en las palabras de mamá. El problema aparecería si aquel desenlace que suponíamos se convertía en una pesadilla. Me costó encontrar una respuesta a esta hipótesis, pero algo pude deducir: ante el impacto de una pesadilla el niño está atrapado bajo el miedo, por lo tanto son muchas las probabilidades de que el mismo se orine en su cama. Pero claro, yo me pregunto, ¿a qué viene todo esto?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que de chiquita te hiciste varias veces pis en la cama y por eso es que tu imaginacion imagino asi. Me gusto mucho lari!!!!!!! Te veo!

Anónimo dijo...

Alguna vez pude dormirme contando obejitas. Igualmente me siento un boludo.
Saludos larr.

Mecha dijo...

esta lindo larita ^^
sisi

jaua
me pasaba asi con los cuentooos!!
nunca sabia el final =(
y x esol os preguntaba a la mañana siguiente ;D


muacks amore
a ver cuanod nos vemos!!

aLe dijo...

..divagar..