25 febrero 2007

Arriba y abajo

Me asomo al balcón y me creo capaz de poder destruir la ciudad con un leve pisotón. Veo luces que se camuflan con gente pequeña que camina ligero, bocinas perdidas que son suficientes para despertar mi asombro. Y allí hay vida, al igual que aquí arriba. Vida a la que pertenezco, bullicio del cual soy parte, jardines con pileta.
Estoy a oscuras, y el vecino de enfrente lucha en la cocina por la cena de esta noche. Quisiera gritarle que la ensalada es más rica si se corta la lechuga con la mano, no con cuchillo. En una pequeña ventana en el octavo piso del edificio de enfrente hay un hombre bañándose, pero no logro ver nada más que un vidrio empañado. Sigo observando y me detengo a espiar a una parejita que se ha mudado recientemente a uno de los departamentos con balcón terraza más iluminados de la cuadra. Ella es rubia y él morocho, por eso es que logro distinguirlos fácilmente.
Por momentos me da miedo asomarme, no sea cosa que me fuera a caer. A veces pienso que si lograra estirarme tan sólo un poco más podría moldear la forma de las nubes a mi parecer. De todos modos no lo intentaría, no quisiera lastimarlas. Más arriba y más lejos están las estrellas. Si quisiera capturarlas necesitaría un arco y una flecha para poder dispararles. Luego sería el momento de esperar sentada que alguna de ellas caiga junto a mí, sin romperse.
Los chicos de enfrente apagaron todas las luces, ahora sí me quedé a oscuras completamente. Les recuerdo que su balcón terraza es uno de los más iluminados de la cuadra. Ojalá supieran que hoy es una linda noche para ver una película alquilada, sobretodo esa que alguna vez te quedó pendiente y sí o sí tenés que ver. Les gritaría que miraran alguna bien romántica, pero cerraron la ventana y no podrían escucharme. En fin, el muchachito apagó el televisor, no creo que haya película. Ahora me encuentro más a oscuras todavía.
Me acuesto un rato en el piso, creo que ahora el cielo está más limpio sin tanto brillo urbano. Qué lástima que cupido no existe, sino le pediría su arco y flecha para cazar un par de estrellas, son tan lindas. Pero qué podría hacer yo con una estrella en mi mano, nada. Todo el mundo se voltearía a mirarme, y a mí me gustan los secretos. Mejor las dejo allá arriba, sino ya no tendría forma de contemplarlas en silencio.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

yo conocia la que decia:
"de arriba de abajo, del otro lado... de adentro, de afuera, por todos lados..." y vos sabes como sigue...
perdon lari, pero si algun dia paso tipo 6 de la tarde seguramente leere lo que escribis, siempre cuelgo, no es de malo, vos sabes q no... pero me da fiaca a esta hora...
Querida... a ver cuando nos vemos que hace banda que no te veo =P
BESOTES!!!
te quiereee
igna

lara dijo...

Jee, me hacés reir Ignaa.. te veo todo el tiempo no te soporto maaaaaaaaaás!
;)

Un beso amigo.

DaniloG dijo...

bonito tener una estrella en la mano, aunque es cierto es mejor dejarlas allá arriba.
Así como a la luna, nunca pude tenerla cerca.

Anónimo dijo...

Este texto tiene un gran doble sentido, excelente.

No fue Lejos! dijo...

Hacía mucho que no pasaba por acá. Muy interesante lo que escribís!!
Después pasate por
enfrentenoestanlejos.blogspot.com

Clementine dijo...

Hola mujer, hace tiempo que no sabia de ti...pasaba de rapidez a mandarte un saludo..y buena estrella.

IrV dijo...

Hola!

Me hizo soñar esto que escribiste. Te cuento que pronto me mudaré y la vista desde mi nuevo departamento es muy buena.

Te cuento que lo más divertido de bajar estrellas es regalarlas.... toma una *

Saludos!

Delirante dijo...

¿Quién te dijo que Cupido no existe? Ok, quizás no. Pero vale la pena creer que sí.

Se le puede pedir ese deseo a la estrella fugaz, que seguramente pasa por el cielo y la ves desde tu balcón.

Saludos :)!

Hélène dijo...

¡Ojo! Las estrellas pueden quemarte las manos.
Con muñones no se puede escribir.