08 julio 2006

Sombra invernal

Ya no hay por qué temerle a los fantasmas en la noche, solo unos pocos son los que aún siguen tapándose bajo las sábanas esperando la llegada de alguno de ellos. Tampoco hay miedo alguno hacia los cuartos oscuros, siempre en algún momento logran encenderse para encandilarnos. Los ladrones, o para algunos rateros, siempre andan rondando por ahí, digamos que solo es cuestión de suerte el hecho de que no se crucen en nuestro pasar. Yo no creo tenerle temor a nada, solamente soy dueña de un estado de angustia ante un osadía real o tal vez imaginaria. El miedo me ha mostrado su lado más sombrío, y aún no he podido hallar el color de la nieve en sus ojos. Por aquellos que no pueden alegrarse en épocas de carnaval ya que el frío no les deja bailarle a las comparsas, por las vidas que dejan de serlo gracias al clima fatal de la injusticia, por los niños que sufren, aguantan y soportan, por los que quisieron aprender y los enterraron, por aquellas manos jóvenes que se resignaron a ser modeladas por los sensibles. Admiro la fuerza que generan las olas del mar cuando son obligadas luchar contra la tormenta. Porque aquellos rayos de esas corpulentas lluvias son los mismos que punzan mi mente, desestabilizan mi esencia, desmoronan mi instinto y agujerean mi imaginación. Cuando los brazos ya no se sostienen y las muñecas derriban la simpatía y la gracia de las manos. Los instintos siempre se olvidan de la experiencia, la cordialidad y los buenos modales, ellos no se detienen a reflexionar sino que actúan junto a la mente paralizada e interrumpida por el ardor interno del cuerpo. Y hoy los días eligen que haya una figura que solo permita mostrar su sombra, esa sombra andante y vagabunda que marcha con la cabeza baja, que no mira ningún horizonte y no se atreve a vulnerar las normas de la tristeza. El invierno es el que trae las penas y suma los años, él nos obliga a taparnos por el frío y es así que mi sombra será un tanto más insigne hasta la llegada del próximo estío. La persiana se cierra y deja en la oscuridad a un cuarto desamparado e indefenso, y así es como perdura la noche hasta que el día se digne a florecer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

yo soy de los que aun se tapan esperando la llegada de algun fantasma....YO LO SOY

Anónimo dijo...

Laru..nunca habia leido nada tuyo...y debo admitir que este fue un grato y sorprendente debut..!! coincido con muchas de las cosas que escribis...segui asi...no hay nada que satisfaga mas que contar con la capacidad de poder fotografiar un sentimiento, plasmarlo en un papel y transmitirlo a mentes ajenas...te dejo miles de besotes, adios!

Anónimo dijo...

Solo a vos el invierno te suma años jaa!