10 septiembre 2006

Mañana de megda

Me levanto y me olvido la secuencia de los sueños que tuve mientras dormía. ¿Será verdad lo que se dice de ellos?. Me refiero al hecho de pensar que cada sueño nos da una señal de algo. Algunos sostienen que apenas son juegos para entretener a la mente en la noche cuando la misma no tiene ganas de irse a dormir. Pero también hay personas que van más allá de eso y creen que todo lo que soñamos es por algo. Mi inquietud es la siguiente: supongamos que los sueños nos están indicando algo, ¿qué hay con esos que sólo recordamos apenas nos levantamos y al instante pareciera como si se esfumaran dejando nuestra mente en blanco? ¿Será que aquellos que se pierden en la nada no son importantes? ¿pero si así fuera para que los tenemos?. Todavía no puedo decidirme con qué teoría quedarme, de todos modos no es algo que me inquiete demasiado en este momento (debe ser que en el fondo no creo mucho en esas señales). Ahora me dirijo hacia la cocina. Por qué será que no está listo el café, mierda. Entre el fastidio de levantarme cuando todavía el sol no salió y a eso sumarle la falta de café, puedo afirmar que lograron ponerme de mal humor (sí, los mismos que me asignaron ese horario de mierda para entrar a la facultad y los que no me dejaron el café filtrado para solo tener que echarle la leche y calentarlo). Pero qué me pasa, estoy hablando como una viejita que nada puede tolerar. Mientras espero por mi café voy a leer un poco el diario. Justo en la mitad vino una revistita de una de esas marcas que venden electrodomésticos y demás (quiero mencionar que dos o tres veces por día recibo llamadas telefónicas a casa de gente que piensa que se está comunicando con Frávega. Pero no, los boludos se equivocan al marcar el último número y ahh...). En fin, volviendo a la revista, pucha qué es caro estar hoy en día a la moda en cuanto a la tecnología. Pero bueno, tengo que interrumpir la lectura ya que mi café me está esperando y mi estómago se la está empezando a agarrar conmigo. Voy a sentarme a desayunar en el comedor diario, tranquila. Ya casi tengo todo listo: el café con leche y un par de galletitas. Pero me olvidé de encender la tele para chequear la temperatura. Como no encuentro el control remoto voy a tener que levantarme de la silla a encenderla. &%$·”(/%/·$!!!!! ¡Qué torpe qué soy!, ¡con el codo tiré la tasa de café y lo derramé por toda la mesa!. Qué mañana esta por Dios. Pero a no perder la paciencia, hay un nylon que protege el mantel y con el famoso trapo amarillo de la cocina en dos minutos limpié todo. No llego a hacerme otro café y encima ya se me fueron las ganas, mejor me como las galletitas y me conformo con un vaso de agua. Me fijo la temperatura en la televisión así ya me voy a vestir. 20º, qué tiempo loco, un día te cagás de frío y al siguiente tenés que salir medio en bolas porque sino no tenés donde carajo poner el abrigo (qué fina mi manera de expresarme, faltó decir que me lo meta en el culo). Ya me vestí, solo me faltan las zapatillas. ¡No encuentro medias! (y sí, uno tiene siete mil quinientos pares de medias pero nunca están las dos, o están agujereadas o están todas en la pila para lavar). Ahí encontré unas en el fondo del cajón, son feas pero igualmente no se me van a ver. Voy a llegar tarde así que mejor me apuro con el temita de atarme los cordones. No voy a relatar la parte del lavado de dientes, el pis y el tener que luchar contra el pelo para peinarme como una señorita (es increíble cuando estás apurada y te levantás con el flequillo en posición de Torre Eiffel y no hay manera de bajarlo). Y para seguir la tradición de la mañana no encuentro las malditas hebillitas que pueden solucionar mi problema con el cabello. Ahí vi unas amontonaditas al lado del perfume, listo. No me tengo que olvidar la mochila, porque con 20º un saquito me tengo que llevar y no vaya a ser cosa que después en clase no tenga donde guardarlo. Igualmente no sé para qué me hago este comentario si nunca antes me olvidé la mochila, aunque siempre puede haber una primera vez (sorry, pero qué boludo el que alguna vez se olvidó la mochila). Ya son y media así que me las pico. Dónde habré dejado las llaves ayer... otra estúpida pregunta que me hago a mí misma ya que las llaves siempre están ahí colgaditas (se me fue el nombre de la tablita que tiene ganchitos en donde se cuelgan las llaves). Voy a salir de casa y un calor interno efervescente me atraviesa todo el cuerpo. La puta madre me olvidé que hoy había paro. A la mierda, me vuelvo a dormir otra vez (cuando me enojo digo malas palabras). ¿Por qué será que se les dice “malas” palabras si en ese momento son la opción más buena para descargarse?. Pero basta de filosofar querida, son las 6 y media de la mañana y es hora de meterse en la camita otra vez. Voy a ver si sueño con algo que me haga creer en la teoría de los sueños-señales. Zzz...

(Nada de esto me pasó, pero lo de Frávega es cierto).

4 comentarios:

Gaby Reich dijo...

POsta no le pasó??, ha descripto varios lugares comunes que suelen sucederme casi todas las mañanas

lara dijo...

Nada de eso jeje. O tal vez sí el tener que levantarme cuando el sol todavía no asomó, y hacer todo a las apuradas para poder salir de casa a las seis y media. Lo del diario y la temperatura también valen.
Además... ¿quién podría olvidarse de un día de paro?!!! Jaja.

lara dijo...

No es excusa lo del estudio eh, a ver si lo publicás nuevamente!

Anónimo dijo...

Laraaaaa apuesto que te paso eso tal cual nena!!!!!!!!
sos la peor jajaaaajaajee