04 mayo 2007

El bueno venció y el malo murió

La película terminó, y como habíamos dicho al comienzo, el bueno venció y el malo murió.
Nosotros también queremos hacer arte, al igual que ellos.
Nos pintamos las manos de rojo y jugamos a ser Alicia. Luego estampamos la ciudad y fotografiamos el recuerdo.

Cuánto me gusta pararme en aquel puente y ver cómo los autos juegan carreras de luces. Jamás podría derrumbarse, el puente es fuerte y uno de los más anchos que hay, mis peso no podría afectarle.
Comenzamos a girar y la gente nos mira sin disimulo, hagámoslo de la mano que es aún más divertido.
Acá arriba todo es más pequeño, menos vos.

Recuerdo aquella nota que un día escribimos. Ese mismo papel compartía nuestra semejante locura.
En forma de avión la tiramos desde el puente una noche de museos, y por Dios que voló.
Yo no sabía hacer figuras de papel, de todos modos algo aprendí.

Mis manos están llenas de pegamento no tóxico, hay una mancha de tinta negra en la punta de mi codo izquierdo.
Brillantina por la mesa, el piso, la alfombra y tu cara.
De fondo un leve suspiro armonioso, una guitarra que se afina.

Camino y no me canso, corremos cuando estamos juntos. Me olvido del entorno cual contexto me persiga.
Nos acercamos, pero allí veo algo que se aleja, todo al mismo tiempo.
Y la película terminó como habíamos adivinado al principio, el bueno venció y el malo murió.