24 noviembre 2007

Abrazo

Y recuerdo las veces en las que aparece esa pequeña angustia atorada por algún lado del cuerpo. Por fuera los ojos van perdiendo el brillo de su mirada, por dentro la angustia sigue latiendo a ritmos crecientes. Tal vez un abrazo fuerte ayude a apagar ese pequeño dolor que aflora de repente sin pedir permiso. Y por fin viene la parte del abrazo. Es lindo, es cálido, se roba algo de lo que está perturbando por dentro. Y son esos segundos los que le ponen pausa a lo molesto, pareciera como si el silencio se hubiera apoderado de la situación y ya nada tuviera ganas de hacer ruido. Y por eso decido que la imagen se congele de esta forma. Tal vez sea el próximo capítulo el que cuente lo que pasa después, tal vez siempre mantenga el abrazo como último recuerdo. Tal vez sea el recuerdo lo que nos mantiene vivos.