24 noviembre 2007

Abrazo

Y recuerdo las veces en las que aparece esa pequeña angustia atorada por algún lado del cuerpo. Por fuera los ojos van perdiendo el brillo de su mirada, por dentro la angustia sigue latiendo a ritmos crecientes. Tal vez un abrazo fuerte ayude a apagar ese pequeño dolor que aflora de repente sin pedir permiso. Y por fin viene la parte del abrazo. Es lindo, es cálido, se roba algo de lo que está perturbando por dentro. Y son esos segundos los que le ponen pausa a lo molesto, pareciera como si el silencio se hubiera apoderado de la situación y ya nada tuviera ganas de hacer ruido. Y por eso decido que la imagen se congele de esta forma. Tal vez sea el próximo capítulo el que cuente lo que pasa después, tal vez siempre mantenga el abrazo como último recuerdo. Tal vez sea el recuerdo lo que nos mantiene vivos.

2 comentarios:

Hélène dijo...

Lara, ¡Qué hermoso!

Te hiciste rogar pero llegaron esas palabras llenas de vida (o de dolor, que es lo mismo, por esto de que solo se sufre si se está vivo).
El dolor que late, o palpita, el dolor que vive adentro como una presencia alienígena que crece, parasitaria. Pero que es uno mismo que duele, y no.

Espero, de algún modo, porque te quiero, el siguiente capítulo.
Pero como lectora me quedo satisfecha con este.

Anónimo dijo...

Uff, laru.. no se si lo había hablado con vos o no.. pero increiblemente el otro día pensaba que quería esos abrazos fuertes que te hacian olvidar todo y por ese instante recnonfortaban..
las palabras parecen haber sido escritas para mí..
a ver cuando volvemos a tener esa conexión como las de antes..

te quiero mucho :) y sos importante... pasa que a veces uno se olvida...

un besote

marots.