14 junio 2006

Verdadera mentira

Recuerdo que caminamos hacia la orilla del mar, tan solo podíamos diferenciar la arena del agua, apenas la luna nos alumbraba el camino. Tuvimos que detenernos, dejamos de caminar, únicamente observábamos lo que teníamos enfrente nuestro. El viento parecía acariciarnos muy suavemente, aunque por momentos se tornaba demasiado cariñoso para nuestro parecer. Qué más quisimos que sentarnos y esperar a que se hiciera de día, que el sol saliera por delante nuestro y nos iluminara las caras dándole la bienvenida a un nuevo y preciado día. Los primeros en despertar fuimos, los únicos en ese suelo, los únicos en el mundo, en nuestro mundo, únicamente nosotros. Pisadas sobre nuestras sombras padecimos, propias pisadas sobre propias sombras, cuánto temor había en el ambiente. Y un simple adiós lo dijo todo, un adiós que jamás existió en verdad.

No hay comentarios.: