11 julio 2008

What the fuck!

Tengo que hacer unas cosas fuera de casa, así que me visto y salgo para la calle. Camino a paso ligero, es que me fui armando mi ritmo con el paso del tiempo. Voy escuchando música, pero siempre atenta cada vez que voy a cruzar la calle porque hay mucho loco al volante. Llego a la esquina, miro el semáforo, está verde, me dejan pasar y cruzo la calle. Otra vez, llego a la próxima esquina, no hay semáforo, no viene nadie y cruzo. Y así me va sucediendo lo mismo dos o tres veces más, hasta que finalmente llego a una avenida muy transitada. Aquí de pronto me topo con infinitas luces de autos ya que se está empezando a hacer de noche y los autos deben circular con las luces encendidas en esta circunstancia. Mucha gente caminando, tantas que las mismas se chocan unas con otras y esto ya es un hecho habitual. Infinidad de colectivos que parecieran venirse encima de uno como si apenas pudieran ver que estamos ahí parados. No sólo veo, sino que también escucho el bolonqui que hay ahí afuera por encima de la música que vengo escuchando. Las bocinas de los transportes públicos son los sonidos que más resaltan por encima de cualquier otro componente de esta melodía urbana. Uno que va, uno que viene, dos que se chocan y ya no quiero escuchar más. A mi lado y junto a su madre pasa un niño caprichoso que está a punto de largarse en llanto si ella no le concede lo que carajo sea que él le está pidiendo. Y a falta de esto aparece un pobre hombre que ha perdido la razón y va cantando de manera desaforada ignorando el entorno social del cual se ha quedado excluido. Y como si fuera poco, el olor que me rodea no es de mi mayor agrado. El camión de basura se está acercando hacia donde estoy parada y el rejunte de mierda que trae consigo me provoca sensaciones nauseabundas. Créanme que el niño del cual les hablé anteriormente podría haber desprendido alguna inquieta flatulencia la cual sería insignificante ante el olor a podrido que emana el interior de ese camión. Uf, qué ciudad de mierda. O será que ando un poco quejosa.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

busquemos una que no lo sea :)

Andrea dijo...

uyy te re entiendo.. adoro mi ciudad, pero odio andar en el centro en los horarios pico....

Lou dijo...

La ciudad no tiene la culpa de que tus audífonos cambien tu percepción de las cosas...
Beso.

lara dijo...

Nadie le ha echado la culpa a la ciudad, mi texto lo único que intenta es describir un momento que ni siquiera existió sino que es sólo producto de mi imaginación.
Y en cuanto a la percepción, tal como lo dice el diccionario, es la función psíquica que permite al organismo, a través de los sentidos, recibir, elaborar e interpretar la información proveniente de su entorno, por lo tanto mis audífonos, como decís vos, han percibido de la manera que lo describe este texto.

Kanisse dijo...

Era el camion de los bebitos Lara! :)

lara dijo...

Jajajajaa,cuac!!!

Andrea dijo...

vamos lara posteee caramba!!

Malena dijo...

escuchar música por la calle sería como una escapatoria a todo esa violencia auditiva, pero después te das cuenta que te "escapaste" corriendo por un callejón sin salida... o algo así. no se.


Amo mi cuidad con sus basuras y todo. vos no laru?

lara dijo...

Malenita querida amiguita, qué linda sorpresa tenerte por acá =) (con versito y todo pilla)

Creo que sí es linda nuestra ciudad, sobretodo por los recuerdos que me atan a ella. Pero hay veces que quiero ponerme el audífono y viajar hacia alguna playa en donde pueda enterrarme en la arena y dejar los pies al sol hasta que se me pongan negros.

¿Nos vamos Male?

betH dijo...

percepción: captación e interpretación de estimulos a traves de los sentidos(?)


jaja q carajo tenia q ver? :P


en fin.. son momentos como estos en los q adoro vivir en una ciuda chikita y trankilita!

jaja pero no deja de ser verdad q tood ese tipo de cosas pasan y SI Q SON MOLESTISIMAS! TE AVALO

Clementine dijo...

11 pasaron por aquí esperando que vuelvas a escribir.